Mujeres mineras en lucha
Texto y fotos: Ofelia de Pablo/Javier Zurita |
Raquel Fernández hoy ha vuelto a ponerse el polvoriento traje de minera, el casco y hasta la lámpara aunque las minas de todas las comarcas de España llevan un mes en huelga. Se ha tiznado la cara y sus ojos están llenos de emoción. Junto a ella se manifiestan 35.000 personas en Langreo, Asturias, para apoyar la huelga de la minería.
Y es que todas las comarcas están con los mineros que protestan por los recortes del 63% que se quieren llevar a cabo en las ayudas al carbón, que habían sido ya pactadas hasta el 2018. “Yo soy de El Entrego, en el que todo está relacionado con la mina. Pero es lo mismo en todas las comarcas. Si la mina cierra 8.000 mineros perderán su trabajo y será una cadena: cerrarán las empresas, las tiendas, los supermercados, todo el mundo tendrá que emigrar y ¿dónde nos vamos los 50.000 afectados?” dice Raquel mientras camina. Y es que esta minera de 27 años lleva desde los 18 trabajando en el Pozo María Luisa. Raquel es hermana e hija de minero: “mi padre murió en la mina donde yo ahora trabajo, mi madre no quería que entrara pero es que las condiciones eran aquí mejores que en la peluquería en la que empecé”.
“Algunos piensan que ser minero es tener un trabajo privilegiado, que ganas mucho, yo entré cobrando 900€ por trabajar a casi 600 metros de profundidad durante 7 horas diarias” dice Zulima Pulgar, que lleva 10 años trabajando en el Pozo Santiago. “La mina no es trabajo para mujeres ni para hombres, sencillamente no es un trabajo para personas”. Ella sabe por experiencia que es un trabajo muy duro pero “es lo que hay. No hay nada mejor y lo aceptas”.
La gente habla de las prejubilaciones mineras –nos dice Zulima- “como si fuera algo de privilegiados y la gente que se ha prejubilado con 42 –que no son tantos como la gente cree- lleva desde los 18 en la mina y en la parte en la que te juegas la vida” REPORTAJE COMPLETO REVISTA INTERVIU